Ser odontólogo es ayudar a mejorar la calidad de vida

Después de más de 40 años de ejercicio profesional, el Dr. Osvaldo Casellas dejó de ejercer la profesión y se jubiló. Repasamos los aspectos más destacados de uno de los fundadores de la AOB.

 

El Dr. Osvaldo Casellas, acaba de jubilarse y eso reviste una novedad. Es que este agremiado, no solo fue uno de los impulsores de la creación de nuestra entidad, sino un apasionado por la profesión a la que añora cada vez que mira el consultorio.

Casellas vive en la casa que él mismo construyó desde 1976 cuando se casó. Algunos años después trasformó el garage en sala de espera y acondicionó dos consultorios en los que comenzaba a atender cerca de las 6 de la mañana. Por sus consultorios pasaron otros representantes de la institución como los Dres. Guillermo Arrascoyta y Juan Carlos Polo.

 

Con la responsabilidad y la solidaridad como valores esenciales de su hacer profesional, Casellas siempre mantuvo la particularidad de comenzar la atención muy temprano.

“Los jubilados siempre quieren ser los primeros en ser atendidos y hacen la cola a las 5 de la mañana. Yo los citaba a las 7 de la mañana, o a las 6.30 en verano que amanece temprano, pero a las 5 ya estaban haciendo cola afuera. Y empezaban con las llaves o a toser, para que uno se despierte y yo arrancaba”, recuerda.

Durante 43 años se dedicó a la atención general. “No hacía implantes porque en ese momento ni se hablaba de eso. Con el Dr. Parma yo llegué a trabajar implantes; yo hacía la parte de anestesia, y el ‘Bocha’ colocaba los implantes. Mi idea era trabajar hasta los 70 o hasta que tuviera ganas. Estoy pasado en 9 de edad y 13 de profesión. El 27 de diciembre para no renovar la matrícula, le di de baja e hice los trámites en la Caja. Hice eso para no atender. Porque si empiezo a atender le doy a full y mi salud no está todavía como para atender. A veces cuando voy al consultorio me pongo un poco triste cuando veo todo parado, así.” En su consultorio aún están todos los elementos en su lugar y ese destaca un pie de sillón de estilo inglés de más de 100 años. “Es hidráulico. Con esto levantas un auto”, asegura y comienza a elevar nuevamente el sillón, que también restauró personalmente.

“Nunca tomé la profesión con un sentido meramente comercial. Porque he atendido muchas veces sin cobrar un peso. Jamás, tengo el honor de decirlo y la satisfacción espiritual mía, de decir «jamás atendí una persona y le dije que si no tenía plata no la atendía», es casi una declaración de principios en su boca.

 

El fundador

Fiel a su espíritu emprendedor y comprometido, el Dr. Casellas no fue solo fundador de la AOB sino que además fue el creador de una agrupación política vecinalista (Acción Municipal de Berisso) que le permitió ser concejal de la ciudad de Berisso por casi 20 años.

 

–        ¿Cómo fue el grupo de fundadores de la AOB?

–        Nos conocíamos de vista porque yo era prácticamente recién recibido. Debido a diversos avatares de la odontología en ese momento estábamos asociados a la Sociedad Odontológica de La Plata. Entonces decidimos crear una institución gremial para defender nuestros intereses, que fue la Agremiación Odontológica de Berisso.

 

Reunir el interés de los colegas fue una tarea minuciosa. “Empezamos uno a uno, se hizo una charla, se hizo una Comisión Provisoria, y se empezaron a hacer los papeles para legalizar la situación y dar nacimiento a la Agremiación”, recuerda Casellas. La tarea que se inició en 1979 culminó recién en 1982.

Los trámites de la compra fueron una tarea realizada en conjunto con el Dr. Eduardo Hawrysko. “Las paredes están hechas de carbonilla, que era el carbón que usaban en el frigorífico o en el saladero, para calentar las calderas y con esas resacas hacían los ladrillos porque nos dimos cuenta cuando hicimos la instalación eléctrica”. Y es justamente un recuerdo muy “práctico”, ya que el Dr. Casellas fue uno de los encargados de realizar la instalación eléctrica de la sede.

 

En su visión, uno de los principales lazos que hizo crecer la entidad fue el deporte. “Por el año ’84 empezamos a armar un grupo para hacer deporte. “Empezamos a entrenar. Hicimos un equipo de fútbol, de básquet, había gente que hacía natación y participamos de las Olimpiadas interprofesionales las Jornadas Deportivas de la FOPBA”, recuerda.

 

Berisso y los amigos

 

El compromiso con la ciudad es cotidiano y tangible en la vida de Casellas. Nació en 1951 en la misma cuadra donde vive ahora (la casa de su madres está a 20 metros de la suya) y es socio vitalicio del Club Villa San Carlos y del Rotary Club.

Justamente en el Rotary conoció a Enrique Ernesto Febbraro, colega odontólogo propulsor de la celebración internacional del Día del Amigo. “Lo conocí en una cena, estuvimos charlando y al tiempo me mandó esta carta”. La carta en cuestión es una invitación a formar parte de una Comisión permanente para propagar la obra de Febbraro a la que destacan como “una terapéutica eficaz para estos tiempos tan enfermos dentro de los cuales los amigos del Dr. Febbraro tenemos la obligación de difundir sus ‘cantos de vida y esperanza’”.

 

 

 

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