Comunidad MALÚ es una ONG ubicada en la ciudad de La Plata, y cuenta con un convenio con el Organismo de Niñez y Adolescencia de la Provincia de Buenos Aires, a través del programa “Familias que Abrigan”. La “medida de abrigo” se aplica cuando los derechos del niño han sido vulnerados y son extraídos del núcleo familiar. La misma puede extenderse por seis meses, con un plus de 180 días más. Las familias que abrigan son de tránsito y el abrigo dura el tiempo que determine la justicia.
El objetivo de Comunidad MALÚ es generar, fomentar y promover ayuda solidaria para aquellos niños que se encuentran en riesgo, sin protección familiar. Contención y apoyo, basados en el amor y el respeto a su identidad, para niños que están pasando por situaciones desfavorecidas.
MALÚ surge hace tres años, gracias a la iniciativa de un grupo de amigos que hacían voluntariados en hogares. Según explica la Tesorera de la ONG, Victoria Ibarra, “En nuestra experiencia notamos que los niños que viven en instituciones no tienen un referente emocional a disposición, y necesitan vivir en una dinámica familiar que para muchos es normal (como ir a una plaza o cocinar en una casa). En este contexto, nos informamos acerca de la temática y nos encontramos con distintas instituciones mundial (UNICEF, ONU, RELAS), que promueven que los niños de 0 a 4 años, deberían crecer dentro de un núcleo familiar y no permanecer en instituciones”. Hoy la Asociación Civil está constituída por un equipo interdisciplinario (abogados, médicos, contadores, maestras, entre otros), quienes participan de distintos encuentros nacionales e internacionales, para seguir creciendo en favor de los menores, a través del programa “Familias que Abrigan”, destinado a ese grupo etario. Además, cuentan con la figura de la “familias de apoyo”, quienes suplen a la primera durante lapsos cortos. “Tratamos de que el niño sienta que está siendo cuidado por una comunidad que está pendiente de él, con el objetivo de que le facilite la vinculación a futuro con la familia definitiva”, sostiene Victoria Ibarra.
Desde Comunidad MALÚ generan reuniones para que más familias se sumen al proyecto. Las mismas, deben cumplir con ciertos requisitos y condiciones, como por ejemplo, ser mayores de 18 años, no tener antecedentes penales, no estar en registro de adopción ni tener voluntad adoptiva, etc. Todas las familias que se ofrecen son evaluadas por el equipo técnico de MALÚ, quienes presentan informes al Organismo de Niñez y Adolescencia, para que finalmente sean seleccionadas. A través de un referente, supervisan el cuidado del niño y otorgan todo lo necesario, para que no le falte nada.
Vale destacar que las familias que abrigan, además de contención, cuidado y amor permanente al niño se hacen responsables, si es necesario, de tramitar el DNI, llevarlo al jardín y respetar el calendario de vacunación, entre otras cosas. El rol de Comunidad MALÚ siempre es asistir a cada familias tanto emocionalmente, como en la ejecución de todo tipo de trámites (consiguiendo lugares en jardines, facilitando lugares y profesionales que asistan al niño, etc.).
“Los niños nos sorprenden todos los días y se toman esta situación con mucha naturalidad”, afirma la tesorera y continúa “En general, cuando un chico es extraído de su familia, donde no la estaba pasando bien, llegan a nosotros contentos porque encuentran a alguien que los va a cuidar. Nos sorprende cada vez que nos abrazan y nos besan con mucho amor, aún sin conocernos. Se adaptan a varias familias en cortos plazos, porque en realidad se adaptan al amor. Cuando se van, se llevan recuerdos y despedidas nostálgicas”.
Desde los inicios de Comunidad MALÚ, todas las experiencias fueron positivas y es lo que los motiva a seguir adelante. “Estamos invirtiendo en el futuro de los niños y necesitamos que la sociedad se familiarice con la idea de protegerlos durante procesos cortos, que esté dispuesta a dar cariño desde el primer día, a respetar el interés superior de los chicos, y por ende, cambiarles el futuro a través de una gran obra de amor”.
La ONG trabaja con mucho esfuerzo y dedicación para que en el peor momento de la vida de un niño, haya alguien que lo proteja y le brinde el abrazo que necesita en el momento indicado, y no se sienta sólo. El desafío es muy grande, pero cada uno puede optar por colaborar con la Comunidad MALÚ, desde distintos lugares.
Desde el DES esperan poder contar con la colaboración de pañales y leche maternizada, el segundo martes de cada mes, cuando se realizan los cursos gratuitos.
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